martes, 16 de noviembre de 2010

EXTINCIÓN DE ESPECIES ANIMALES, UNA VISIÓN INTEGRAL

D. VELASQUEZ

Al reflexionar sobre el problema de la extinción de animales, a nuestra mente acuden imágenes y metáforas de aquellos de la época del pleistoceno que motivaron nuestras incursiones infantiles a museos, olvidándonos de los animales que en la actualidad libran fieras batallas para no desaparecer de la faz terrestre.

En términos biológicos, la extinción es un “fenómeno completamente natural en el que una especie se origina a partir de otra” en el lapso de miles de años. También desaparecen las especies que no se adaptan a los cambios que ocurren en su hábitat. Entonces, ¿por qué consideramos a la extinción como un problema y no un proceso natural? Simple, las extinciones “actuales” suceden  aceleradamente y no obedecen a la incapacidad natural de adaptación de las especies, ni son el resultado de un proceso evolutivo; se deben a la actividad antrópica negativa, es decir el hombre y su incursión nociva en el equilibrio de los ecosistemas y la vida en el planeta Tierra.

Es una triste situación global: desde los gorilas de África central y las vicuñas de los Andes, hasta los canguros de Australia y las ballenas de los mares abiertos, cuya supervivencia pende de un hilo y  se debe a la destrucción y fragmentación del hábitat que se manifiesta en la escasez de algún recurso del que dependen. Así mismo, la sobreexplotación de especies a través de la caza ilegal y furtiva mayormente con fines comerciales y/o ritualistas. El factor de menos incidencia es la contaminación y los cambios que origina en el ecosistema.

Actualmente, se conocen aproximadamente 11.167 especies mundiales en peligro de extinción, de las cuales 124 están englobadas en las categorías de “estado crítico”*. Los principales animales en peligro son: El Oso Panda, el Koala, el Puma, el Gorila, el Lince, el Cóndor, el Tatu Carreta y el Tigre, entre otros. Es difícil revertir pronto estos números y las soluciones aún más funcionales pasan por una toma generalizada de conciencia ambiental y el respeto colectivo por preservar espacios destinados a que los demás seres vivos puedan vivir en armonía y calma. Pero no todo está perdido. Algunas instituciones y personas civiles se han preocupado por la extinción de animales, y han instalado criaderos para preservar algunas especies aunque sea en cautiverio y mínimas condiciones de reproducción.

Mientras otros animales elaboran en su propio organismo las adaptaciones que necesitan para sobrevivir, los seres humanos transforman el ambiente para adecuarlo a ellos. A veces no repara en las consecuencias nefastas de dichos cambios y termina mermando a los demás habitantes del planeta tierra.

*En el próximo artículo analizaremos estas categorías en su implicancia nacional.

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